Tempestad de amor.

​Recuerda aquél paseo a las dos de la mañana,

en tu casa aquella preciosa velada,

ninguna cobardía

y hasta las tres de la madrugada. 

Dime que no mientes,

dime que todavía lo sientes,

dime que no mientes,

que me quieres más que antes,

seamos dos pasajeros en un mismo universo,

hagamos de nuestros días un verso,

hagamos de nuestro amor mil estrofas,

hagamos de esta historia un poema.

No seas otro de esos cobardes 

que se van cuando más pega el frío,

no, 

no seas otro de esos,

no me dejes solo en este navío,

no es el frío mi amigo,

eres tú mi abrigo.

Prométele a este corazón helado

un poco de tu calor dorado,

dile a este amor encerrado

que las vistas son lo pactado.
Siente lo que te escribo,

no será arte, no será de tu agrado,

pero tampoco es al vacío,

sale de mi corazón vacío.

Dime que no mientes,

dime que todavía lo sientes,

dime que no mientes,

que me quieres más que antes,

seamos dos pasajeros en un mismo universo,

hagamos de nuestros días un verso,

hagamos de nuestro amor mil estrofas,

hagamos de esta historia un poema.

Cógeme de la mano,

susurrémosle a este mundo que vamos de verdad,

que ni tsunami ni tormenta

acabarán con esta tempestad,

tempestad de amor.
Amor que cura mi dolor,

adiós al estrés convertido en sudor,

es hora sentir amor,

vayamos despacio y sin producir de esta historia temblor.

No me prometas estrellas,

olvídate de cuentos y mierdas,

yo lo que quiero es que me agarres y no me sueltes,

quiero sentir la fuerza de tus besos en lo más profundo de mis entrañas.

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